El reciente proceso electoral para elegir al Ayuntamiento de Los Reyes, deja varias enseñanzas, la primera de ellas es aquella que reza un dicho popular “no hay enemigo pequeño”, la segunda es que la ciudadanía ha dejado de ser solo un testigo y víctima de los políticos, que únicamente eran mudos observadores del acontecer político, y tercero, pero no menos importante, el hartazgo de los ciudadanos ante la ostentación ofensivas de recursos, el vasallaje y la autosuficiencia de políticos que han olvidado su pasado humilde.

Por otro lado, muestra la división crónica y ancestral que han padecido quienes se reconocen como de izquierda y que para el caso concreto de la elección para renovar Ayuntamiento, estuvo en el límite de la derrota, por el cercenamiento de este este sector del espectro político.

La elección a la presidencia municipal de Los Reyes, además creó precedentes, como lo son: el que arriba al poder ejecutivo municipal una persona de tan solo 22 años; que la diferencia entre el triunfador y el segundo lugar apenas haya rebasado la media centena de sufragios cuando la votación total fue de 27 mil 130 votos, pero sobre todo que se hizo una minuciosa revisión documental de la elección al haber contado voto por voto, casilla por casilla, lo que torna a la elección, no solo legal sino además legítima.

Pero, además, la elección del pasado domingo es un reto para el ganador, quien deberá tener la virtud de la tolerancia y templanza, para no caer en la tentación humana de la venganza, luego de haber sido vilipendiado como nunca antes se había visto en la historia electoral del municipio, por propios y extraños.

Por último, había que ver si los perdedores honran su palabra, ya que Enrique Torres Barragán, apenas el lunes 8 de los corrientes decía: “en la democracia se gana o se pierde hasta por un voto”. En poco tiempo veremos de qué están hechos los actores de esta elección, que ya es histórica, además, por la participación superior al 50% de los ciudadanos empadronados.